domingo, 19 de diciembre de 2010

EL VICEPRESIDENTE DEL PODER JUDICIAL A FAVOR DE LA CUSTODIA COMPARTIDA COMO NORMA PREFERENTE


Artículos

La protección de la infancia y la custodia compartida

19.12.10 - 01:26 -


La ruptura de la relación de pareja cuando existen hijos menores, es una cuestión de enorme trascendencia para el menor pues a partir de ese momento, se determinarán sus relaciones futuras con cada uno de sus progenitores.
Lo ideal sería que existiera consenso entre los padres, pero sin embargo, cuando por desgracia no encuentran el sosiego necesario para separarse civilizadamente, el conflicto se hace patente a la hora de adoptar las decisiones más importantes: con quién han de convivir los menores y durante qué periodos; la atribución de la vivienda familiar o de pensión de alimentos, etc, asuntos que deben de resolverse, siempre, atendiendo al superior interés del menor.
La experiencia indica que mientras hay hijos menores, los conflictos surgen con mayor o menor intensidad, y es entonces cuando el interés del menor se ve relegado a un segundo plano, por detrás del de sus progenitores.
La sociedad actual viene demandado una evolución de los sistemas que rigen los efectos de una ruptura matrimonial, de manera que se pueda otorgar a ambos progenitores, la posibilidad de seguir ejerciendo como padres en condiciones de igualdad y siempre en beneficio de los hijos.
En este sentido hay que subrayar que las leyes que regulan la custodia compartida aprobadas recientemente en España, son una respuesta acertada a esta demanda social. Así, por ejemplo, la de Aragón establece que en los procesos de separación y divorcio, el juez establecerá la custodia compartida como preferente, salvo que considere que la custodia individual sea más conveniente, cambio que considero enormemente positivo ya que con ello se pretende favorecer el supremo interés de los hijos, promoviendo la igualdad entre los progenitores, y reconociendo de manera expresa la necesidad de que los hijos cuenten por igual con sus padres en todas las facetas de su desarrollo.
Los hijos deben crecer permaneciendo la mayor parte posible del tiempo con ambos progenitores, ya que ambos resultan necesarios por igual en su formación y en su desarrollo, porque no olvidemos que se puede dejar de ser marido y mujer, pero la condición de padre y madre no se pierde jamás.
Por tanto, la custodia compartida debe conjugar dos derechos básicos: el de los hijos a mantener una relación equilibrada y continuada con sus padres y, por otro, el derecho-deber de los padres a educar a sus hijos, de manera que se garantice a ambos progenitores el ejercicio de sus derechos y obligaciones en situación de igualdad.
Sin duda esta nueva figura es la respuesta de una «sociedad avanzada», que promueve la igualdad de ambos sexos en todos los aspectos y en la que el desarrollo profesional de la mujer y el deseo de los hombres de una mayor implicación en el ámbito familiar, imponen este cambio en el esquema tradicional de atribuir la custodia en exclusiva a la madre.
El interés del menor exige que ambos progenitores tomen conciencia de que su responsabilidad continúa a pesar de su ruptura como pareja, y que la nueva situación les exige, incluso, un mayor grado de consenso en el ejercicio de sus deberes con los hijos.
Las ventajas de la custodia compartida son evidentes: los hijos mantienen los lazos de afectividad y una relación continuada con ambos padres; permite una mejor aceptación de la nueva situación familiar por parte de los hijos; ambos padres se implican por igual en la educación y desarrollo de sus hijos y se reduce la litigiosidad entre ambos, ya que el otorgamiento de la custodia a uno solo de ellos acrecienta, en muchas ocasiones, los conflictos, debido a la desigualdad que se genera en el ámbito de las relaciones paterno-filiales.
Este nuevo instrumento jurídico, simboliza un cambio muy positivo de mentalidad en beneficio de los hijos. Novedades legislativas como éstas, creo que van en el camino adecuado para lograr una sociedad más tolerante, que se enfrente a sus problemas cotidianos desde una perspectiva de respeto absoluto hacia todos y deben de servir de ejemplo a las generaciones futuras.
No obstante, es cierto que la custodia compartida no genera en todos los sectores una postura unánime de aceptación, y son muchas las voces que encuentran mayores inconvenientes que ventajas, pues entienden que su aplicación requiere una especial predisposición, un grado de consenso, de respeto y de colaboración que excluye en la práctica la posibilidad de que pueda ser impuesta coactivamente por los Tribunales, bajo el argumento de que . "si los padres no han sabido cooperar durante el matrimonio, es poco probable que cambien sus comportamientos en una custodia compartida, lo que supone que continuarán los conflictos"
Lo cierto es que este nuevo sistema, con sus ventajas e inconvenientes, entiendo que mejora considerablemente la situación actual y que va a ser muy útil para lograr un cambio en la sociedad en esta materia concreta, por lo que debemos ser valientes y apostar por reformas que incidan en esta línea.
En cualquier caso, no hay que olvidar que la custodia compartida se establece como preferente, sin que ello suponga la exclusión de otras formas, por lo que habrá que confiar en el saber hacer de nuestros jueces a la hora de determinar su concesión o no en cada caso concreto, siempre atendiendo al superior interés del menor.

lunes, 13 de diciembre de 2010

CUSTODIA COMPARTIDA COMO MODELO PREFERENTE-MARIA SANAHUJA

DIVORCIADOS Y SIN EMBARGO PADRES


Nadie dijo que fuera fácil, pero Guadalupe y Javier son buen ejemplo de que la custodia compartida, apoyada recientemente por el Parlamento Vasco y el Ayuntamiento de Bilbao, es la mejor opción

Arantza Rodríguez - Domingo, 12 de Diciembre de 2010 - Actualizado a las 08:33h.

Javier Gómez del Campo Ingeniero de caminos y padre de una niña

Bilbao

Hace ya cuatro años que salió del domicilio familiar por el bien de sus hijas y no se arrepiente. "Al principio nadie entendía por qué era yo la que había renunciado a quedarme con la casa y con las crías. A todos les extrañó muchísimo. Incluso mi familia me dijo que por qué había cedido". Pero a Guadalupe Úcar, que acordó con su expareja ejercer la guarda y custodia compartida de las niñas, el tiempo le ha dado la razón. "Al ver lo bien que están, la gente empieza a cambiar de opinión. Yo he visto un beneficio claro en ellas y por eso estoy en esta lucha", afirma.

Convertida en un "referente", solo su hija de doce años tiene algo que objetar al buen entendimiento entre sus padres. "Una vez estábamos discutiendo y, como preadolescente que es, me dijo: Qué mala suerte he tenido. Podíais haberos divorciado como el resto, que se llevan fatal, y así cuando tú me castigas, papá no se enteraría. Me entró la risa. Le dije: Vaya mala suerte, hija. Podías tener un padre divorciado que sólo te viera cada quince días y te dijera: ¿Qué quieres, una Nintendo, una Wii, una Play Station, un viaje a Eurodisney? Pues en tu familia estas cosas no pasan".

Aunque su hija aún no alcance a entenderlo, Guadalupe batalla para que la custodia compartida se establezca como modelo preferente tras una separación o divorcio por entender que puede ser la figura más adecuada para los intereses del menor. Una propuesta que en las últimas semanas ha recibido el respaldo del Parlamento Vasco y el Ayuntamiento de Bilbao. "Ahora si hay acuerdo, puedes conseguir la custodia compartida, pero si no hay acuerdo, se queda la mujer con los hijos y se acabó. Hay que promoverla. Muchas administraciones lo están reclamando y la ley cambiará, como ha cambiado en Francia o en Italia", confía Javier Gómez del Campo, otro padre que ejerce de tal.

Guadalupe Úcar > dos hijas

"Tienes que ceder y priorizar el bien de tus hijos al personal"

Conviven con su madre en una casa de día y cenan y duermen en otra con su padre. Los fines de semana se alternan. Esta es la rutina de las hijas de Guadalupe, una asesora publicitaria que ahora recoge los frutos de su sacrificio. "Tienes que ceder y priorizar el bien de tus hijos al personal. Al principio fue duro porque tuve que salir de casa y buscar dónde vivir, pero luego encontré un sitio agradable y las niñas se adaptaron desde el primer día. Dijeron: Donde esté mi madre feliz, nosotras también lo estamos. El problema está más en la cabeza de los adultos que en la de los niños".

Lo mismo que comparten todos los gastos de sus hijas a partes iguales, también las decisiones. "Cuando tengo un problema, no sufro por ser una madre que está todo el día con las niñas y solo tiene un padre visitador. Lo hablamos y llegamos a un acuerdo tanto de castigos, como de recompensas", señala. Poder contar con el apoyo de su exmarido cuando ella está fuera por motivos de trabajo también es un alivio. "Sé que están con la mejor persona que pueden estar. No creo que haya nadie en este mundo que quiera más a mis hijas que su padre. Eso me proporciona tranquilidad como mujer y como madre y me ha permitido buscar un trabajo, salir adelante como cualquier persona que tiene 40 años", admite.

Para el hombre, dice, la guardia y custodia también resulta ventajosa. "Si a un padre que quiere seguir siéndolo no le dejamos ejercer, estamos negando algo que los niños necesitan y los padres también. Vamos a ser coherentes. Si éramos buenos padres casados, ¿por qué no lo vamos a poder seguir siendo divorciados? Si pedimos igualdad, vamos a ser iguales en la educación y crianza de los hijos también", reivindica esta vecina de Lizarra.

Consciente de que hay mujeres que, con la complicidad de la actual ley, se aferran a sus hijos, Guadalupe les lanza una advertencia. "La custodia monoparental es un bombón envenenado para una mujer porque te limita profesionalmente. Si cuentas con ayuda familiar, estupendo, pero ¿y si no? ¿Tienes que reducir tu jornada laboral a cuatro horas?". Además, les avisa, el paso del tiempo puede jugar en su contra. "Llegarás a los 52 años, tus hijos se irán a la Universidad, tu ex ya no te pasará la pensión, no has podido trabajar más que cuatro horitas y la casa en la que has vivido siempre hay que liquidarla. Con 52 o 55 años te encuentras en la calle. No te dé rabia cuando veas que tu ex ha rehecho su vida y se ha buscado otra mujer y tiene otra casa. Deja que tus hijos convivan con los dos, que los dos seáis responsables y los saquéis adelante", les aconseja.

Llegar a acuerdos en plena hostilidad es complicado y Guadalupe no quiere llamar a engaño. "Que no se equivoque nadie, que esto no es Los mundos de Yupi. Discutir con alguien del que te estás divorciando no es fácil, pero pensar que la custodia compartida sólo se puede dar cuando los padres se llevan bien es una estupidez. Cuando se llevan bien no hace falta ninguna ley. A mí no me hizo falta", zanja.

Javier Gómez del Campo > una hija

"Cuando regaño a mi hija, dice: "Me voy a casa de mi madre""

Su hija tenía diez meses cuando Javier Gómez del Campo se separó. "Eran aquellos años en los que la custodia se daba automáticamente a la madre, a no ser que fuera una delincuente o una drogadicta. No, no es el caso, decía yo. Mi exmujer es una buena madre, una buena mujer y nada, no había forma", recuerda. Pero no se dio por vencido. "Al de año y pico leo en internet que en otros países hay custodia compartida y digo: Esto es lo mejor para nuestra hija". Desde entonces, no paró de luchar hasta que lo consiguió. "Al final entramos en un proceso de mediación y decidimos que estuviera una semana con cada uno. Dejó de haber una pensión de alimentos y los gastos comunes de colegio, medicinas o extraescolares los pagamos a medias", explica.

Ahora que su hija tiene ya nueve años, Javier está recuperando el tiempo perdido. "Todos estos últimos años de lo que hacía o dejaba de hacer la niña, de actividades extraescolares o de médicos, yo me enteraba de la mitad. Ahora nos juntamos y hablamos: ¿Qué te parece si va a clase de yoga o de piano?", pone como ejemplo este madrileño de 43 años afincado en Donostia.

Ingeniero de profesión, Javier también ha tenido ocasión de darse cuenta en este tiempo de lo complicado que resulta conciliar la vida familiar y laboral. "Es una locura, tienes que ir corriendo a todos los sitios", dice, pero sarna con gusto no pica. "Pasas de ser un proveedor de dinero y padre de fines de semana y vacaciones a una convivencia diaria, donde conoces sus problemas de que ha discutido con una amiga, está nerviosa o enferma. El otro día llegué a casa y estuvimos haciendo juegos de magia. La forma de vida es completamente distinta. Es ejercer de padre, lo que estos años no he hecho", lamenta.

Convencido de que convivir con ambos progenitores es lo mejor para su hija -"es una niña feliz y el año pasado le felicitaron las profesoras porque había hecho un curso muy bueno"-, Javier reconoce que a veces la niña se aprovecha de la situación. "Cuando la regaño, me dice: Pues me voy a casa de mi madre. Te busca esas tretas".

Partidario de que la ley promueva que los padres lleguen a acuerdos con una mediación, argumenta por qué es más efectivo. "Si tú decides algo con tu exmujer te haces responsable de eso. Cuando te lo pone un juez te rebelas y no estás de acuerdo. Estar pagando un dinero y no saber en qué se usa no hace mucha gracia. Es otra mentalidad que te obliga a llegar a acuerdos".